martes, 29 de abril de 2008

jueves, 28 de febrero de 2008

¡SUS HONORARIOS SON MUY ALTOS!

La asfixia del trabajador cultural en Chile

Chile posee una política cultural sistemática que descansa en la asignación, mediante concursos públicos, de recursos fiscales, los FONDART. Partiendo del hecho de que preferimos que exista una política a que no, se comparte una reflexión sobre los “honorarios” que en estos fondos se destinan a los trabajadores culturales. Los artistas y cultores compiten entre sí, tanto en el plano de las ideas como de los presupuestos, por la asignación de recursos escasos. A medida que se acerca la fecha de entrega de las propuestas los proponentes van bajando los montos de sus posibles honorarios con la esperanza de aumentar así las posibilidades de adjudicarse el fondo, compitiendo ahora con ellos mismos. Este cruce entre una lógica de mercado y una cultural asfixia a estos trabajadores que, sin tener un marco de referencia conocido, no saben si lo que solicitan es pertinente o adecuado, tendiendo siempre a subvalorarse lo más posible. Así por ejemplo cuando un proyecto solicita 200.000 pesos (400 us) para que un profesional trabaje durante media jornada, es decir, a 2.222 pesos la hora (4,5 us), no sabe si el monto es adecuado pues en concursos anteriores ha recibido informaciones contradictorias, ya sea que ese monto es muy elevado o bien muy bajo y, como es de esperarse, en ambas situaciones su propuesta es desestimada (siendo que en realidad el monto es muy por debajo de cualquier labor que desarrolle un profesional en Chile sea en el ámbito público o privado). Para que esta dinámica de competencia no desaliente a trabajadores y proyectos creemos que debiese existir una escala de honorarios estándar. Así los argumentos de los evaluadores versarían sobre la idoneidad del tiempo dispuesto y no sobre los montos del mismo.

Américo.

SE BUSCA PROFESIONAL

Algunos requerimientos

Antecedentes profesionales
Trayectoria
Carta de aval

Años de experiencia
Profesionales jóvenes
Liderazgo
Ser proactivo/a
Gestionar
Record en proyectos

Publicaciones

Mejor si son indexadas
Magíster
Doctorado
La carrera del saber

Un respiro por favor
Seguimos avanzando en la locura
En los trabajos a medio tiempo
En los sueños a medias
Sin vacaciones.

Flotando vamos
Flotando nos mantenemos.

Fresia

FLOTA DE FLOTANTES

Navega por las turbias aguas del neoliberalismo.

Aventurarse en el campo laboral es un riesgo, hoy por hoy nos lanzamos al trabajo sin paracaídas. Trabajamos por productos “como le llaman algunos/as”, no tenemos contratos, ni horario, ni contamos con seguridad social, es decir, no tenemos más herramientas que nosotras/os mismos/as.
Nuestra relación contractual es difusa, es como si todo estuviera dicho, pero nada está realmente claro. Cuando trabajas en proyectos del “área social, cultural” nadie marca las reglas del juego, todo es implícito, entramos en el juego de la Proyectitis o consultorías lo que nos provoca inestabilidad e incertidumbres, estamos constantemente alerta a otros proyectos y nos lanzamos cada vez que se abre un concurso, estamos en la esquizofrenia proyectada, lo que nos genera flotar y salir a flote en el mercado neoliberal, tal como decía un amigo “somos los obreros de las ciencias sociales” y por supuesto en el último eslabón de la cadena productiva, o siendo nuestros jefes/as autoexplotados. Me pregunto ¿que harían las directoras/es si nosotras/os paráramos de transcribir y de resolver los conflictos en terreno, si dejáramos de gestionar?...
Esta es la realidad de muchas/os y se agudiza cada vez más, quizás podemos ahondar más en nuestro flote en tabla de madera, pero al menos develar nuestra condición de trabajadoras/es. En esta discusión y dialogo nos encontramos….

FRESIA

viernes, 25 de enero de 2008

FLOTANDO

o mis motivos para divagar sobre el sentido de la autonomía

Bueno, un poco que cuesta hablar de mi situación laboral después de cinco años de ejercicio. Estuve bastante tiempo en la idea de aprender haciendo, pero también aprendiendo a diversificar las estrategias de sobrevivencia. Siento que no creí mucho en el mito “del profesional joven”, hablo desde los principios como estudiante en que el institucionalizarse constituía una amarra, no? Hoy por hoy reconocerse como flotante implica hasta cierto punto la libertad y la tremenda responsabilidad de estar despierta frente a las oportunidades de lograr obtener recursos frescos para sostener un idea de investigación autónoma y proveerme más o menos precariamente de los asuntos básicos humanos. Por lo tanto no hay salud instituida y no hay sueño de la jubilación anticipada, pero yo que estoy en edad fértil por qué habría de querer cotizar?… y empiezo a creer que esto de ser flotante llega a ser a ratos una opción, forzada quizás por la flexibilidad obligada que ostento, pero hasta qué punto? Me echo en la bolsa los asuntos socioestructurales por supuesto, pero algo muy adentro me grita que hay autonomía en esto de no estar, no querer jugar al bienestar ofrecido por el modelo… una doble lectura, pero cojo una de los principios porque en las noches no duermo y sueño despierta otras oportunidades

LAZARA

PALMADITAS EN LA ESPALDA


Una forma de decir lo indecible


Una práctica común de los empleadores que poseen trabajadores en condiciones precarias es darles cada cierto tiempo un reconocimiento simbólico y/o una promesa de futuros promisorios, sea en un escenario público o privado.

En una sociedad en que los procesos de individuación han sido efectivos y estamos cada vez más aislados, recibir este tipo de mensajes generalmente se agradecen. No obstante, lo problemático está en que cuando dichas palabras se escuchan una y otra vez, en voces de distintos empleadores, y se observa que ellas no van acompañadas de un cambio acorde en las condiciones objetivas-materiales de desempeño laboral, ellas empiezan a perder sentido y hacen fácil la tarea de reconocerles como un mecanismo estandarizado por los empleadores de nuestro capitalismo neoliberal para retener a estos trabajadores y no sólo obtener la plusvalía de su trabajo, sino que disfrutar de los frutos de su trabajo a precios muy inferiores a los acordes para esas mismas funciones en otras esferas laborales con mayor reconocimiento institucional.

Esta reflexión puede encontrarse en muchos tiempos, soportes y lenguajes, sean éstos últimos técnicos, científicos o coloquiales, lo importante es analizar el fenómeno y desprender acciones consecuentes a dicho análisis. Conforme a lo expuesto se entiende que dichas palmaditas en la espalda son una forma de decir lo indecible para los empleadores: el que no están interesados en las condiciones laborales de sus trabajadores y menos aún por mejorarles. Con todo, no se aspira a dejar de desempeñarse como trabajadores flotantes, es lo que hay, y los aspectos buenos de esta condición también son significativos, lo relevante es no caer en el juego de las adulaciones y promesas etéreas que no poseen ni montos, ni plazos, ni responsabilidades, ni fechas, lo relevante es hacer el trabajo acordado, hacerlo con dignidad y no esperar favores de dichos empleadores. Las mejoras se luchan, como le hicieran hace poco más de 100 años en Iquique-Chile, como lo hacen todos los días las organizaciones de trabajadores y trabajadoras. Con todo, organizarse como flotantes se perfila como un paso significativo y he aquí un aporte.

Américo